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REFLEXIONES Autor: Nota del Director |
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Finalmente, tampoco es ajeno a este proceso, el deterioro del ejercicio de la autoridad que deja inerme a los ciudadanos frente a los piquetes, la obstrucción de rutas, calles y edificios, la toma de comisarías y la ocupación de los colegios, los escraches y las agresiones a personas, empresas e instituciones, que son abiertamente toleradas (cuando no promovidas) por la autoridad. La proliferación de secuestros extorsivos y una inevitable sensación de impunidad, contribuyen a completar un cuadro que ciertamente debe cambiarse.
La Argentina sólo podrá recuperar su grandeza y prosperidad si logra revertir rápidamente el proceso de degradación descripto. Para ello, por encima de las motivaciones políticas y la contienda electoralista, deberá darse primacía al cumplimiento de la Constitución y las leyes, y en forma más general, a crear un ambiente de predecibilidad y transparencia en el cual predomine el respeto de las reglas de juego, a los contratos y a los derechos civiles y la separación de poderes. El fortalecimiento e independencia del Poder Judicial será finalmente lo único que preserve a los ciudadanos de la prepotencia y abusos del Gobierno de turno.
Y todo esto difícilmente se logre si la sociedad no tiene éxito en exigir a sus gobernantes priorizar la educación, pues solo a través de ella se podrá dar a vastos sectores de la población oportunidades concretas de vida digna y civilizada, y evitar así que sean fácil presa de la demagogia y el clientelismo político. Este proceso educativo deberá incluir valores y prácticas como la honestidad y el cumplimiento de la ley, que en forma cada vez más generalizada han sido abandonadas. El estado de situación descripto puede cambiar, pero ello solo sucederá si la sociedad en general y en particular, las diversas instituciones involucradas en el quehacer político, económico y social, ONGs, empresas, etc. exigen e impulsan las reformas necesarias con vistas en el mediano y largo plazo y la salud institucional del país, con prescindencia de sus respectivos intereses particulares de corto plazo. Esto es posible, y cuanto antes se comience mejor.
Desde esta columna y la revista, nos proponemos un objetivo ciertamente muy modesto en este contexto, que es ayudar a enriquecer el |