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REFLEXIONES Autor: Nota del Director |
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Posiblemente un observador independiente sintiera que con lo dicho ya tenemos “cartón lleno”. Pero no es así. A estas prácticas se agregan otras que por conocidas no dejan de ser muy nocivas. Simplemente, para mencionar algunas, recordemos el uso de medios económicos y de transporte e infraestructura del Estado, es decir dinero aportado por los contribuyentes, para apoyar candidaturas partidarias. La confusión de roles nos acerca a las peores deformaciones absolutistas: “el Estado soy yo”. Como si la República no estuviera ya distorsionada por otras prácticas sucesorias de corte dinástico.
Esta apretada síntesis no agota el repertorio abusos institucionales. Por ejemplo, la utilización de la justicia penal para procurar involucrar a uno de los candidatos de la oposición en una investigación criminal, en un contexto tan grotesco que la sociedad y los medios de difusión parecieron no haber “comprado” la maniobra.
Las elecciones acaban de tener lugar. Su resultado parece contener un mensaje contundentemente alentador en el sentido que dichas prácticas no han servido para conseguir los objetivos para las cuales fueron pergeñadas. Por el contrario, el veredicto de las urnas indica un hartazgo de la ciudadanía frente a estas y otras corruptelas, y conlleva un clamor de mejor calidad institucional.
Lo positivo dentro del contexto negativo de los últimos tiempos, es que, hubo una seria reacción ciudadana, y ello permite abrigar esperanzas para un cambio hacia una mejora institucional y comenzar a construir una República. Sin ello la Argentina no podrá alcanzar un crecimiento sostenido y ofrecer a amplios sectores de la población la posibilidad de superar intolerables situaciones de marginación y pobreza que son aprovechados y hasta mantenidos por ciertos sectores políticos para obtener ventajas de sus prácticas clientelistas. |