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La presunción de inocencia y el delito de lavado de dinero
La aplicación de la Convención de Nueva York sobre reconocimiento y ejecución de sentencias arbitrales extranjeras por parte de los tribunales de América Latina
Reflexiones sobre el fallo de la Corte en la ley de medios
La vigencia de las facultades delegadas por la Ley 20.680 de abastecimiento
Estudios del comportamiento. Psicología del litigio. Importancia y aplicación ante la hipótesis de conflicto
Abogacía Pro Bono desde el CACBA: ahora, los socios de nuevo
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N° 28.581 ISSN 0325-8955

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  Estudios del comportamiento. Psicología del litigio. Importancia y aplicación ante la hipótesis de conflicto
Autor: Santiago Codazzi
  Sin embargo, la indispensable inquietud científica en el seno académico ha permitido que, durante las últimas décadas, un importante número de investigadores se aventurase a empujar las fronteras y el alcance del estudio económico tradicional.

En aras de perfeccionar la metodología y la utilidad de las ciencias económicas, algunos de sus cultores más audaces han emprendido un camino poco explorado hasta entonces. En forma paulatina, investigaciones aisladas comenzaron a interactuar junto con elementos de la psicología y otras disciplinas, típicamente ajenas al ámbito económico, con la finalidad de comprender un poco mejor al “proceso” de la toma de decisiones en su conjunto.

Esta experiencia interdisciplinaria produjo un quiebre y un rechazo inicial sistemático por parte de la comunidad académica de fines del siglo XX. Debe tenerse en cuenta que la irrupción de la psicología y la neurobiología en los estudios económicos tradicionales, no sólo amenazaba con modificar los cánones metodológicos convencionalmente aceptados. La novedad significaba un completo cambio de paradigma en el estudio micro-económico, acostumbrado desde sus orígenes a enfocar la lupa sobre las elecciones de los seres humanos. Por el contrario, lo que aquí se propuso fue comenzar a analizar el proceso de la toma de decisión, lo cual representaba un iter oscuro, desconocido, y casi insignificante para la economía neoclásica.

Mediante estudios de campo de lo más diversos y heterodoxos, este nuevo camino -aún resistido desde muchos espacios-, comenzó a descubrir una serie de anomalías sistemáticas en la conducta del agente económico. Anomalías que, ciertamente, contradicen el modelo hegemónico del sujeto racional asumido durante años.

La avidez de sus precursores y la proliferación de estas “rarezas” permitieron la expansión de estos estudios, los cuales demostraron la inconsistencia de algunas decisiones humanas con la teoría clásica de la decisión racional. La persistencia de los resultados dio lugar al nacimiento de una rama específica de estudio, actualmente denominada “economía conductal” o “economía del comportamiento” (behavioral economics).

Estos sesgos de comportamiento, no sólo rebaten la idea de un sujeto racional en el sentido más arraigado. En muchas ocasiones, estas “desviaciones” se presentan de forma sistemática. En esta última circunstancia es en la cual radica la importancia de los descubrimientos. La reiteración invariable de estos comportamientos permite un importante grado de predicción de las conductas
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