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RUCCI, LARRABURE, VIOLA. VÍCTIMAS DEL TERRORISMO DE ESTADO Autor: Javier Vigo Leguizamón |
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III. Terrorismo de Estado cubano
Al declarar crimen de lesa humanidad el atentado a la “AMIA”, con base en la presunta responsabilidad del Estado iraní, la Cámara de Casación sostuvo que “la utilización del poder del Estado para fines tan altamente contrarios al bien común trasciende necesariamente el interés de la o las sociedades afectadas directamente por dichos delitos, y tiene consecuencias en la comunidad internacional en su conjunto."
Recordó entonces que la CIDH tiene dicho que es “deber largamente reconocido de los Estados de adoptar las medidas necesarias para evitar los actos de terrorismo y violencia y garantizar la seguridad de sus poblaciones, que incluye la obligación de investigar, procesar y sancionar los actos de violencia o terrorismo” (C.I.D.H., Informe sobre terrorismo y derechos humanos, aprobado en su Nº 68 período ordinario de sesiones, Washington, 2002, párr. 22).
Este deber esencial fue manifiestamente violado por Cuba.
En el Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental, Ernesto Guevara confesó sin medias tintas la aviesa estrategia cubana de impulsar en toda América Latina el desarrollo de focos revolucionarios, exportando la experiencia cubana7 proclamando “el odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal…¡Cómo podríamos mirar el futuro de luminoso y cercano, si dos, tres, muchos Vietnam florecieran en la superficie del globo, con su cuota de muerte y sus tragedias inmensas, con su heroísmo cotidiano, con sus golpes repetidos al imperialismo, con la obligación que entraña para éste de dispersar sus fuerzas, bajo el embate del odio creciente de los pueblos del mundo!...”
7. Publicado en: Tricontinental, Suplemento especial, 16 de abril de 1967. Tomado de: Ernesto Che Guevara,Escritos y discursos, Tomo 9, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1977. |