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RUCCI, LARRABURE, VIOLA. VÍCTIMAS DEL TERRORISMO DE ESTADO Autor: Javier Vigo Leguizamón |
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Ya con el presidente Cámpora en el poder, la influencia ejercida por el terrorismo se volvió evidente en la actuación de los Poderes Legislativo y Ejecutivo, que facilitaron e incentivaron la acción terrorista, amnistiando a los guerrilleros sin desarmarlos y suprimiendo la legislación antiterrorista y los tribunales que los juzgaron con las garantías que reconoce la
Constitución.
El actual Procurador General de la Nación desempeñó un papel en ese proceso pues, como Ministro del Interior, ordenó destruir los ficheros donde se consignaba datos de muchas personas sospechados de acciones terroristas.
Mientras tanto, Argentina sufría 164 ocupaciones de barrios, universidades, hospitales, radioemisoras y ministerios, con los que la guerrilla intentaba ganar posiciones, ante la pasividad de las fuezas de seguridad, bajo las órdenes del citado funcionario.
Alentados por esa pasividad, el 8 de junio de l973, ERP y Montoneros, en sendas conferencias de prensa, elogiaron las medidas antirrepresivas del presidente Héctor Cámpora y del entonces Ministro del Interior, Dr. Esteban Righi, sin dejar de advertir que seguirían armados y alertas.
¡Vaya si lo estaban! … Doce días después, sobrevino la masacre de Ezeiza cuya causa – según Julián Licastro3, testigo privilegiado de los hechos- fue la ausencia de un orden público garantizado por la fuerza del Estado, el que había sido sustituido por el orden montonero. El propio Firmenich había reconocido la presencia allí de cinco mil guerrilleros armados con armas cortas. Se iba a pelear con Perón arriba del palco y la posibilidad de que saliera herido era muy grande.
Tras su aterrizaje en la base aérea de Morón, a fin de no ser asesinado en Ezeiza, Perón, previno a los que “tratan de infiltrarse en los estamentos populares o estatales que por ese camino van mal…La inoperancia en los momentos que tenemos que vivir es un crimen de lesa patria. ...A los enemigos embozados y encubiertos o disimulados, les aconsejo que cesen en sus intentos porque cuando los pueblos agotan su paciencia suelen hacer tronar el escarmiento”. |