|
EL “TRIBUNAL PENAL INTERNACIONAL” SIGUE DESARROLLANDO EL “DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO” Autor: Emilio Cárdenas |
|
En este sentido, el camino se está haciendo al andar. Esto es inocultable desde que avanzan los juicios contra (i) Thomas Lubanga (ya iniciado, cuya primera audiencia pública se realizó el 4 de septiembre de 2007) que ha sido acusado de cometer -con sus milicias de la tribu “hema”- crímenes de guerra en la región de Itruri, en el Congo; y contra (ii) Germain Katanga, líder de las milicias “lendu”, que está ahora detenido en La Haya, a disposición del tribunal, acusado de haber cometido tres crímenes de lesa humanidad y seis crímenes de guerra, por los que se lo juzgará.17
Ni Lubanga, ni Katanga, eran personeros o agentes del Estado, sino simplemente subversivos. Ambos, en rigor, se habían alzado contra el Estado, violando en su accionar todas las pautas del derecho humanitario internacional que protegen a los civiles inocentes, como exigencia de la dignidad de la persona humana. En particular, las de las Convenciones de Ginebra de 1949, que se ignoraron y violaron también en nuestro propio medio.
También avanza la investigación iniciada el 22 de mayo de 2007 respecto de la República Centroafricana, que tiene que ver con innumerables crímenes aberrantes perpetrados contra civiles inocentes durante un intento de golpe de estado llevado a cabo contra el Presidente Ange-Felix Patassé, en el 2002 y con posterioridad al mismo.
Esta investigación incluye a los milicianos de Jean Pierre Bemba y a los soldados de Abdulaye Miskine. Y ahora también al propio Patassé.
Las cosas son, en cambio, mucho más lentas respecto de las órdenes de detención que han sido dictadas desde el Tribunal Penal Internacional contra el ministro sudanés Ahmed Harun (de “Asuntos Humanitarios”, nada menos) y contra el líder de la milicia darfurí Ali Kushayb, por 51 cargos diferentes que tienen que ver con diversos crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad cometidos en la olvidada zona de Darfur.
17. Véase: Séverine Autesserre: “The Trouble with Congo. How local disputes fuel regional conflict”, en Foreign Affairs, mayo/junio 2008, págs. 94 et seq. |