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REFLEXIONES Autor: Director |
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Ello tiene un impacto político evidente. Por una parte, el aumento del poder económico del gobierno central tiene como contrapartida una absorción de recursos de las provincias que no retornan a ellas, con lo cual, el uso de este mecanismo como redistribución de riqueza es muy cuestionable. En segundo lugar, las provincias dependen crecientemente de la “buena voluntad” de las autoridades nacionales en la distribución de fondos, lo que debilita las autonomías provinciales y favorece las prácticas clientelistas: solo quienes se alineen con el gobierno nacional se verán favorecidos.
Esta situación debilita aún más nuestro alicaído federalismo, y aumenta la concentración de poder. Ello, además de ser contrario a nuestro sistema constitucional, empeora la calidad de nuestras instituciones.
La problemática de las retenciones agropecuarias mostró una vez más, como decisiones de gran repercusión, que implican enormes transferencias de ingresos de un sector a otro, son tomados por el Poder Ejecutivo sin que el Congreso, en donde están representadas las provincias, tenga participación alguna.
El envío al Congreso de un proyecto de ley sobre retenciones brinda una posibilidad para que el parlamento recupere su rol de poder independiente y para en el que puedan debatirse los gravámenes e iniciativas que forma parte de planes de largo plazo. Es también de esperar que los legisladores aprovechen esta oportunidad para votar en función de su leal saber y entender y los mandatos de sus representados, sin alineamientos políticos automáticos.
La oficialización de fuerzas de choque
Palabras aparte merece esta cuestión.
El país entero presenció atónito a las imágenes de cómo, durante las protestas pacíficas (un “cacerolazo”) que se generaron a favor de los reclamos del sector agropecuario, grupos de piqueteros alineados con |