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REFLEXIONES Autor: Nota del Director |
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Sin desconocer que el aumento a nueve del número de los miembros de la Corte Suprema durante la gestión del Gobierno del Presidente Menem no contribuyó a mejorar su funcionamiento, desde esta misma columna hemos expresado nuestra esperanza de que el Máximo Tribunal en su actual composición logre demostrar su independencia, no obstante el hecho de que a partir de la reducción del actual número de sus integrantes a siete, la mayoría de ellos resultó designado durante la administración del Presidente Kirchner.
Un serio deterioro institucional
Un análisis en profundidad de cada uno de los temas sucintamente expuestos excede el propósito de estas reflexiones, aunque sin duda lo amerita.
Sobretodo si tenemos en cuenta que el país demuestra otros signos igualmente graves de deterioro institucional, como son las continuas prórrogas de las declaraciones de emergencia de toda clase, no obstante que el país ha salido con toda claridad de la situación por el que transitó en el año 2002 y comienzos del 2003. En este sentido, las reiteradas menciones de la Corte Suprema sobre la necesidad de restaurar la normalidad son valiosas.
La manipulación de los índices de precios, la invocación de leyes que se encuentran suspendidas, como ocurre con el caso de la Ley de Abastecimiento, para interferir en la administración de empresas, imponer multas y amenazas de prisión a directivos de algunas compañías, las repetidas presiones y exabruptos de algunos funcionarios, tampoco se condicen con un nivel de calidad institucional aceptable.
Lo mismo ocurre con otras prácticas como la persistencia del clientelismo político y el uso de los fondos para la distribución de la publicidad oficial.
Finalmente, la reciente sucesión presidencial en donde el Presidente es sucedido por su cónyuge, si bien no es contrario a la ley vigente, no parece ser lo más apropiado para fortalecer las instituciones republicanas. |