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INVERSIONES EXTRANJERAS MENGUANTES Autor: Mariano F. Grondona |
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Y yo diría que la Argentina tiene más bien un pálido interés en la defensa de los derechos de propiedad, como veremos más adelante. Característica a la que Greenspan adjudica una enorme responsabilidad en la decadencia o en la falta de progreso, como se lo quiera ver, como así también en la marcada inestabilidad económica de nuestro país.
En su apoyo cita una estadística que confirma sus dichos:
“Un trabajo conjunto de la Heritage Foundation y el Wall Street Journal… calculó el índice de libertad económica de 161 países. Este índice considera la fortaleza de los derechos de propiedad, la facilidad con la que se puede empezar y cerrar un negocio, la estabilidad de la moneda, las prácticas laborales, la apertura para el comercio y las inversiones internacionales, la ausencia de corrupción, y la parte del producto bruto que se apropia para fines públicos…El examen definitivo para la utilidad de este tipo de índices es si se relaciona con el desempeño económico. Y este lo hace.”7
Es decir que coincide casi sin variantes, el grado de libertad económica, que incluye el respeto a la propiedad privada y la menor injerencia estatal en la economía, con el grado de progreso en una sociedad.
De manera tal que, simplificando un poco la compleja realidad, una democracia constitucional como la nuestra que defiende con poco entusiasmo los derechos de propiedad y los manosea con creciente frecuencia y profundidad, no convencida aún de la moralidad de las ganancias bien habidas, está condenada al estancamiento o a un crecimiento sostenido muy débil, como el que tenemos.
En un capítulo que se titula “América Latina y el Populismo” Greenspan interpreta que “América Latina, con pocas excepciones, no ha conseguido deshacerse del populismo económico que, metafóricamente, ha desarmado un continente entero en su competencia con el mundo entero. Y a mi me desanima particularmente la prueba de que a pesar de los indiscutiblemente pobres resultados de las políticas populistas adoptadas por casi todos los gobiernos latinoamericanos en un momento u otro después de la Segunda Guerra Mundial, dichos resultados no han alcanzado para menguar el impulso de recurrir al populismo económico…Argentina empezó el siglo con un producto per capita real mas alto que el de Alemania y casi tres cuartos del de los Estados Unidos…”.8 |