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Notas sobre la regulación de las energías renovables en la argentina Por Tomás Lanardonne
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I. PLANTEO
Ya entrados en el año 2011, la República Argentina cuenta con una potencia eléctrica instalada nominal de aproximadamente 28.000 MW de la cual se estima que aproximadamente 4.000 MW están indisponibles con frecuencia. A grandes rasgos, un 50% proviene de fuente térmica, un 40% de fuente hidroeléctrica, y un 10% de fuente nuclear. A las tasas actuales de crecimiento de nuestro “Producto Bruto Interno”, se estima que para el año 2017 se van a necesitar 36.000 MW de potencia eléctrica instalada para no sufrir desabastecimiento energético.63
En el año 2006, el Congreso Nacional estableció por ley que para inicios del año 2017, el 8% del consumo eléctrico en el país debe provenir de fuentes de energías renovables. A dicha fecha, tal porcentaje significaría una potencia eléctrica instalada de 3000 MW. Hoy el país cuenta con apenas 450 MW, y están en proceso de construcción centrales que sumarían 895 MW de potencia. En definitiva, de aquí a 2017, descontando lo que tenemos y estamos en vías de tener, deberían integrarse a la matriz energética argentina un mínimo de 1500 MW generados a partir de energías renovables.64
Ahora bien, ¿a que se debe el interés de los países en implementar políticas energéticas tendientes a la incorporación gradual de fuentes de energías renovables en su matriz energética? O dicho de otro modo, ¿cuáles son las principales razones para fomentar el uso de energías renovables en un determinado país?
Bien, podemos resumir a los “main drivers” de estas políticas en los siguientes:
* Motivos de naturaleza ambiental, tales como la reducción de “Gases de Efecto Invernadero” (“GEI”)65 y su impacto en el cambio climático y demás afectaciones que produce la combustión de hidrocarburos, y el agotamiento de las energías no renovables.
63 Información disponible en CAMMESA (http://portalweb.cammesa.com/default.aspx). El dato de potencia instalada no significa que todo el tiempo la energía efectivamente generada provenga de
dichas fuentes, sino que ello dependerá de las condiciones climáticas (alta o baja hidraulicidad, alta o baja temperatura), económicas (alto o bajo costo de los combustibles fósiles), y de restricciones de transporte, entre otras. Por ejemplo, durante el mes de febrero de 2010, la generación térmica cubrió el 63,9% de los requerimientos de despacho, el aporte hidroeléctrico abasteció el 30,4% de la demanda, y el nuclear el 5,6%. La importación desde Paraguay representó el 0,1% de la demanda total, y la generación eólica menos del 0.1% (Fuente: CAMMESA).
64 Información disponible en Secretaría de Energía de la República Argentina (http://energia3.mecon.gov.ar/contenidos/verpagina.php?idpagina=2974).
65 Los GEI se los identifica como: (i) dióxido de carbono (CO2); (ii) metano (CH4); (iii) óxido
nitroso (N2O); (iv) hidrofluorocarbonos (HFC); (v) perfluorocarbonos (PFC); y (vi) hexafluoruro (SF6). Dada la diversidad de GEI y considerando que cada uno se concentra en la atmósfera con distinta intensidad, es usual expresar la cantidad total de GEI en términos de CO 2, bajo la expresión CO2e (dióxido de carbono equivalente). Para ello se utiliza una tabla de equivalencias o de conversión que establece las cantidades de cada GEI que igualan una unidad de CO2. |