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LA CLARIDAD EN LOS ESCRITOS JURÍDICOS Por Martín López Olaciregui
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Existe actualmente un movimiento internacional que propicia el plain language (lenguaje claro). Por cierto, la idea no es nueva, pero es muy importante que se promueva, se difunda y se adopte. Y digo que no es nueva, porque desde muy antiguo personajes históricos ilustres exaltaron la claridad y la sencillez en el lenguaje.
Así, en la Grecia clásica, Esquilo, el gran autor de tragedias, dijo que "La palabra de la verdad es siempre sencilla". Y Quintiliano -orador, abogado y educador romano del siglo I d.C.- aconsejó lo siguiente: "Al escribir, proponte no que alguien te pueda entender, sino que nadie te pueda dejar de entender".
Mucho más cerca en el tiempo, y en nuestro país, otros hombres han hecho reflexiones parecidas. Arturo Jauretche solía decir que si le explicaban algo y no lo entendía, siendo él una persona inteligente y preparada, era porque su interlocutor estaba macaneando, o por-que lo quería engrupir.
Borges decía que él trataba de escribir ..."de un modo comprensible", porque no creía que ..."la confusión sea un mérito". Y agregaba que el tiempo le había enseñado a "...preferir las palabras habituales a las palabras asombrosas". También dijo Borges: "¡Qué bien me siento al hablar con gente que expresa con sencillez y claridad sus ideas, sin apelar a rebuscamientos abrumadores!"
La claridad en la escritura siempre es mejor, cualquiera sea el tema sobre el que se escriba. Pongamos, por caso, las obras de filosofía. Descartes, Kant y Hegel fueron grandes cumbres del pensamiento filosófico moderno, pero hay una notable diferencia entre ellos. Descartes escribía en forma simple, amena y comprensible; Kant y Hegel no sólo elaboraron teorías casi imposibles de entender, sino que, además, las escribieron de una forma casi imposible de leer. Sin duda, fueron grandes genios, pero creo que lo habrían sido mucho más si se hubieran tomado el trabajo de ser más claros. |