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Una Jornada Intrascendente: A propósito del debate en el Senado de la Nación de la ley de expropiación de YPF S.A. Autor: Pablo Rueda |
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Volviendo a las variables que determinan el desarrollo hidrocarburífero en el largo plazo, hemos demostrado que la Ley de Expropiación, no trata ni resuelve ninguno de los serios temas que debemos resolver los argentinos para el aprovechamiento futuro de nuestros recursos en el largo plazo.
Las cuatro variables necesarias y principales para el sostenimiento del sector hidrocarburífero en el largo plazo, son Recurso Natural, Inversión, Capacidad Técnica y Comercial, y Sustentabilidad Socio-Ambiental. La inexistencia de cualquiera de estas variables provoca, inevitablemente, la inviabilidad del desarrollo hidrocarburífero en el largo plazo.
Por esta razón, la Ley de Expropiación es inconsistente con su propósito de alcanzar el autoabastecimiento, y más aún en lograr un desarrollo del sector en el largo plazo.
El desarrollo hidricarburífero exige adaptar nuestra ley de hidrocarburos para que esta determine eficientemente el tamaño de las áreas de exclusividad exploratoria, la duración de los permisos de exploración y concesiones de explotación, el régimen fiscal aplicable y los incentivos impositivos, etc., distinguiendo las distintas cuencas y tecnologías que se utilicen en la explotación. También requiere de un debate serio y profundo acerca de la participación de las empresas extranjeras en el desarrollo del sector, y de la capacitación de las empresas y profesionales argentinos para alcanzar también un “autoabastecimiento” tecnológico. Además, el desarrollo de yacimientos no convencionales, de recursos convencionales en las áreas off-shore, requieren de una análisis específico y eficaz que evite los riesgos involucrados en la explotación. Finalmente, la Ley de Expropiación también omite regular la variable que en la actualidad, más afecta el desarrollo hidrocarburifero argentino: la variable Inversión.
Los presupuestos que hacen a la factibilidad de un nuevo proyecto exploratorio requieren la casi absoluta certeza regulatoria y comercial que, en la hipótesis improbable de que exista un descubrimiento significativo, el mismo tendrá una rentabilidad que resulte competitiva respecto de otras oportunidades de inversión en el mundo. La ley de Expropiación no resuelve ni remotamente este dilema, que se aplica tanto respecto de las empresas privadas como de las empresas públicas.
Sin perjuicio que formaron parte del debate todas y cada una de las cuatro variables necesarias para el desarrollo hidrocarburífero, la supuesta histórica jornada de la Ley de Expropiación omitió regular respecto de todas y cada una de ellas, resultando irrelevante así como herramienta de regulación del desarrollo hidrocarburífero en el largo plazo. Si como dice el senador Martínez “… lo más progresista y lo más revolucionario hoy en el área de hidrocarburos es buscar el autoabastecimiento nuevamente”, entonces la Ley de Expropiación no es ni progresista ni revolucionaria.
No sólo la Ley de Expropiación resulta intrascendente para el desarrollo hidrocarburífero en el largo plazo, sino que evidencia nuestra recurrente conducta de utilizar lo ideológico como pantalla para no hacer lo que hay que hacer. Así, la Ley de Expropiación pone a la luz nuestra recurrente inmadurez colectiva, que nos impide enfrentar nuestro problemas con profundidad y permanencia, y nos lleva siempre, cualquiera sea la ideología preponderante, a buscar atajos y recetas |