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EL ADIÓS DE UN GRANDE Autor: Emilio J. Cárdenas |
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Dice Conrado Bannister Hughes:
“Hoy, al dejar la casa, siento el deber de repasar en voz alta lo que pude aprender de los sabios que escuché y de la vida que hice. Se concreta en ejes básicos que son permanentes, porque sin ellos no hay ni personas, ni derechos, ni legalidad, ni paz.
Honor. El derecho al honor, la honra y la reputación están estrechamente ligados, aún cuando generalmente la última se asocia más a la imagen externa que a la vida interior.
El honor se adquiere con el comportamiento honesto que pone en evidencia la propia dignidad para merecerlo. Es la cualidad moral que obliga al hombre al más estricto cumplimiento de sus deberes. Consigo mismo y con los demás. Es un símbolo de la vida virtuosa y un elemento esencial de la dignidad humana.
Lealtad. Es una obligación de fidelidad. Traicionarla es renegar con dichos o acciones un compromiso hacia una idea, un grupo familiar, una asociación o un patrocinado.
Respeto. Supone el reconocimiento de que cada persona tiene valor. Se lo puede definir como la base del sustento de la moral y la ética. Consiste en saber valorar los intereses y necesidades de otro individuo como si fuera uno. El respeto consiste en el reconocimiento de los intereses y sentimientos del otro en una relación.
No es simplemente la consideración o tolerancia hacia las diferencias, sino que implica un verdadero interés no egoísta por el otro, más allá de las obligaciones explícitas que puedan existir. El respeto es una actitud que nace con el reconocimiento del valor irremplazable de cada persona.
Fidelidad. En su significado original está vinculada a la lealtad. Es la decisión de crear la vida de cada uno conforme al proyecto establecido en el acto de la promesa. Es la capacidad de no engañar, no traicionar. |