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REFLEXIONES Autor: Nota del Director |
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Un común denominador: la falta de independencia del Poder Judicial y el Consejo de la Magistratura
Los avances descontrolados del Poder Ejecutivo y la creciente espiral autoritaria son atribuibles a varios factores; uno de ellos es, con honrosas excepciones, la falta de límites que impone la justicia. Esto se debe al hegemonismo del oficialismo en el Consejo de la Magistratura que impuso la última modificación legal en el año 2006 al cambiar la integración de dichoConsejo. La oposición está intentando modificar esta ley para restablecer el equilibrio entre los diferentes estamentos de representación que exige la Constitución, y que existió hasta la última reforma legal que promovió como senadora la actual Presidente.
El resultado es incierto, en especial por la amenaza de veto del Poder Ejecutivo que no está dispuesto en ceder su principal herramienta de control y presión a los jueces. Lo cierto es que hasta que no se logre restaurar un sistema que prive al gobierno de turno del control de los jueces, no es previsible que la Argentina logre restablecer una justicia independiente y la seguridad jurídicaque se necesita.
Es que las consecuencias del debilitamiento de la justicia trascienden lo económico. No parece probable que se puedan poner límites –no ya fin- a la corrupción generalizada reinante mientras sea posible que aumentos patrimoniales exponenciales, como las del matrimonio presidencial y otros funcionarios, puedan eludir una investigación financiera independiente por vía de jueces que, en procedimientos expeditivos y poco transparentes clausuran causas en el tiempo record de escasos meses, sin apelación fiscal ni de los organismos de control de corrupción.
Estas situaciones, como la utilización de jueces funcionales a los planes políticos del Poder Ejecutivo, no tendrán remedio hasta tanto se extirpe la raíz del mal. Y ella reside justamente en el Consejo de la Magistratura que con su actual estructura e integración no cumple con la función que le asigna la Constitución, y permite su utilización como medio para designar jueces adictos al gobierno de turno, y hostigar y remover a aquellos otros jueces que actúan en base a su conciencia y a la ley. |