REFLEXIONES
APUNTES SOBRE VALORES Y LIBERTAD EN EL DERECHO PENAL
SONDEO DE OPINIÓN: LAS MALAS COSTUMBRES ARGENTINAS
LA RECIENTE DOCTRINA DE LA CORTE SUPREMA EN LOS FALLOS CARTELLONE Y BEAR SERVICES Y LOS LAUDOS DEL CIADI
EL PROYECTO DE MODIFICACIÓN DE LA LEY DE DEFENSA DE LA COMPETENCIA
EL ACCESO A LA JUSTICIA: DE LOS DEBATES A LA ACCIÓN
RÉGIMEN TRIBUTARIO Y COMPETITIVIDAD EMPRESARIA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO DE UNA CONFLICTIVA RELACIÓN
DIEZ EJEMPLOS DE DESACIERTOS E ILEGALIDADES EN LA RESOLUCIÓN (IGJ) 7/2005
CERTIFICACIÓN PROFESIONAL
LA CLARIDAD EN LOS ESCRITOS JURÍDICOS
EL COLEGIO DEMANDA A CASSABA POR REGLAMENTACIÓN
DECLARACIONES PUBLICAS
Resolución del Directorio
Reiteradas presiones políticas sobre el Poder Judicial
Publicidad del patrimonio de los magistrados
Expresiones Autoritarias inaceptables
Senado: Proyecto de ley de concubinato
Acerca de la corrupción en nuestro país
Gastos excesivos en CASSABA
Mas poder al Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura
 


Director de La Revista:
Dr. José A. Martínez de Hoz (h)

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N° 28.581 ISSN 0325-8955

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  REFLEXIONES
Autor: Nota del Director
  ¿Por qué se produce este empeoramiento constante? Nuevamente, las causas son muchas, pero claramente incluyen un adormecimiento progresivo de los valores éticos de la sociedad que conduce a una especie de acostumbramiento con el cual muchos cosas dejan de sorprendernos. Por supuesto, que la creciente degradación institucional que viene sufriendo el país, las fallas de nuestro sistema judicial y su escasa independencia del poder político de turno, también se cuentan entre dichos factores. Según un informe reciente elaborado por el Centro de Investigación y Prevención de la Criminalidad Económica (Cipce), apenas el 2% de los acusados de delitos de corrupción y criminalidad económica en el fuero federal fue condenado.

El cambio sin duda es posible, aunque será lento y difícil por los múltiples aspectos que involucra. Sin duda, el fortalecimiento de las instituciones republicanas, y en particular de la Justicia, su eficacia e independencia, y una aplicación más eficiente de la ley, son elementos indispensables para mejorar el actual estado de situación. Todas ellas siguen siendo asignaturas pendientes.

Pero también debe promoverse el cambio cultural primero desde los hogares, luego desde las escuelas, los colegios secundarios, las universidades y la sociedad civil en general. Por supuesto que el buen ejemplo también se predica desde arriba, de modo que a los gobiernos en general les caben también una enorme e ineludible responsabilidad.

Es que parece difícil que logremos superar nuestro problema cultural si la sociedad no se convence de las enormes ventajas de cumplir con la ley y mejorar muy significativamente nuestros estándares de honestidad. La falta de cumplimiento de las normas y la deshonestidad no constituyen exclusivamente un grave trastorno ético. Nuestra sociedad también tiene que tomar conciencia de las ventajas utilitarias de superar estas conductas.

La transgresión generalizada de las normas, la trampa de todos contra todos, deriva en una especie de “telaraña” colectiva con un resultado de tremenda ineficiencia para el conjunto de la sociedad y sus posibilidades de progreso. Su impacto negativo sobre el proceso de toma de decisiones,
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