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REFLEXIONES Autor: Nota del Director |
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• El 62% ha viajado en transportes públicos sin pagar.
• Casi el 60% admite haberse quedado con algún objeto que se olvidaron de cobrarle al realizar una compra.
• Más del 85% se ha copiado en los exámenes siendo estudiante.
Estas verificaciones resultan desafortunadamente coincidentes con el resultado de otros informes en materia de corrupción. Por ejemplo, Transparencia Internacional (Transparency Internacional) acaba de difundir a través de Poder Ciudadano el resultado de una investigación del cual surge que entre un listado de 159 países, la Argentina aparece en el puesto número 97 (siendo el N0ºª|~1 el menos corrupto y el N0159 el más corrupto). Nuestro lugar en el ranking de países corruptos nos coloca muy por detrás de Chile (N0 21), Uruguay (N0 32), Colombia (N0 55), Brasil (N0 62) y Méjico (N0 65).
Un problema cultural
Las evidencias parecieran confirmar qué padecemos de una patología cultural muy difundida.
Para explicarlo podríamos remontarnos a ciertos malos hábitos que comienzan en la escuela; por ejemplo, copiarse no sólo es tolerado, sino que constituye una práctica generalizada. También recordemos la difundida costumbre de coimear al boletero en el cine o en el teatro para conseguir una entrada especial. Este tipo de prácticas tienen obviamente manifestaciones más graves a nivel social como la evasión de impuestos (otro gran deporte nacional) o sobornar a la policía para evitar multas.
Recordemos que hace unos años comenzó a establecerse con bastante éxito el control de velocidad automotor por medio de filmaciones en diferentes puntos de la ciudad de Buenos Aires, las autopistas y las rutas de la Provincia de Buenos Aires. Al tiempo, comenzaron las protestas de todo tipo y con el pretexto de que con la foto se invadía la privacidad del conductor, el sistema se discontinuó en muchas localidades. Es claro que los argentinos nos resistimos a todo aquello que tiende a asegurar el cumplimiento de las normas. |