Martes, 20 de Marzo de 2007
Gualeguaychú y los cortes: una postura insostenible
El día 24 de febrero de 2007 se realizó en la Ciudad de Gualeguaychú el I Plenario del año de la FACA joven; el asunto a debatirse, el Derecho ante los problemas ambientales. El tema y el lugar elegidos decidió al CACBA a enviar a 3 miembros de la Comisión de Jóvenes a interiorizarse in situ de un conflicto cuya escalada no parece detenerse.
No fue preciso recorrer demasiado la ciudad para advertir que la instalación de la fábrica pastera tiene conmovidos a todos los habitantes de Gualeguaychú. No hay ni piqueteros ni miembros de partidos políticos fogoneando el conflicto, tan sólo simples ciudadanos.
Si bien con tanta abundancia de informes, la tentación de dictaminar sobre el eventual impacto ambiental es grande, desde la Comisión de Jóvenes decidimos que como abogados poco podíamos aportar al debate en ese sentido. Sin embargo, sobre lo que sí podíamos y debíamos opinar era sobre cómo se debe resolver un conflicto. Es por esto que, con mucho respeto por esta genuina preocupación de los gualeguaychenses, intentamos aportar algunas reflexiones sobre un tema incómodo: los cortes de ruta como forma de protesta.
Luego de escuchar a los disertantes, entre los cuales se encontraba un miembro de la llamada Asamblea Ambientalista, y de concurrir al lugar mismo del corte, nos informamos que el proyecto de desarrollo de la industria de celulosa comenzó en Uruguay hace casi 20 años en forma pública; y que 2 años antes del primer corte de ruta el gobierno nacional fue advertido sobre la preocupación de los habitantes de esa localidad. Aceptando dichos argumentos, la tesis de la comisión de jóvenes del CACBA fue que podíamos dividir el conflicto en dos momentos. El primero fue cuando el gobierno nacional, pese a haber sido notificado, se mostró indolente en la defensa de los intereses de los ciudadanos de Gualeguaychú. En ese contexto, podíamos llegar a entender a los primeros cortes de ruta como una manera de ejercer el derecho a peticionar ante las autoridades. Sin embargo, cuando el gobierno ingresó como actor al conflicto, aquellas condiciones iniciales se modificaron y comenzó una nueva etapa en la disputa. Actualmente, no sólo la principal funcionaria nacional en política ambiental es una miembro de la Asamblea, sino que otros integrantes de ella participan en los equipos técnicos de la Cancillería. Es decir, sin perjuicio de los resultados de sus gestiones, el gobierno nacional ha tomado cartas en el asunto, y los ciudadanos de Gualeguaychú tienen representantes en los círculos donde se deciden las estrategias que les garantizan que se respetarán sus intereses. En este nuevo marco no podemos más que concluir que el derecho a manifestarse ya fue agotado en toda su extensión, y que continuar con los cortes de ruta es hoy una postura insostenible.
Lamentablemente, además de evitar la contaminación, la asamblea ambiental ha hecho de los cortes de ruta parte de su identidad, por lo que intentar persuadir a sus integrantes sobre la inconveniencia de adoptar vías de hecho como método de resolución de conflictos, inmediatamente lo coloca a uno como defensor de la instalación de la planta de Botnia. Posiblemente el miedo a sufrir estás calumnias ha determinado que los dirigentes, a los que les cabe la responsabilidad de tener una mirada más global de los acontecimientos, se hayan pronunciado en forma ambigua sobre este punto tan importante.
Desde su creación el CACBA ha sostenido que la mejor contribución que sus miembros, como abogados, pueden hacer a toda la comunidad es la de velar por la vigencia del estado de derecho. Por lo tanto, comprendiendo la legítima preocupación de un pueblo por su entorno ambiental, y siguiendo nuestro casi centenario mandato, señalamos que no se logrará ninguna solución valiosa a este conflicto apartándose del Derecho y haciendo foco en las vías de hecho. Si efectivamente fue la inobservancia de un tratado internacional, y no su cumplimiento, lo que motivó este conflicto, no será abandonando la ley como lo resolveremos. Sostener lo contrario será una falacia que implicará consecuencias futuras impredecibles. |