163º Almuerzo de Confraternidad: invitado, Carlos Pagni

El 9 de junio se llevó a cabo el 163º almuerzo de confraternidad, fue invitado el periodista Carlos Pagni, quien se refirió al tema: El panorama político pre y post electoral y estuvo acompañado por los doctores Enrique del Carril, Héctor Huici y Raúl D. Aguirre Saravia.


Palabras de apertura del Dr. Enrique del Carril



Buenos días a todos, gracias por estar aquí. En estos almuerzos periódicos que organiza el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, hoy hemos querido invitar a Carlos Pagni a que no sólo nos haga un panorama electoral, que a lo mejor lo leemos todos los días en los diarios, sino más bien a que nos explique qué escenario podemos prever para después de las elecciones.

El directorio del Colegio empezó el año pasado una tarea de estudiar y analizar las maneras de cambiar los cuatro pilares en los que se asienta el autoritarismo del presente gobierno, que son: los llamados superpoderes, los decretos de necesidad y urgencia, la Ley del Consejo de la Magistratura y la coparticipación federal. Teníamos un plan ambicioso para este año, pero nos cambiaron la cancha. Pensábamos que íbamos a trabajar tranquilos hasta diciembre y la decisión de adelantar las elecciones nos acortó el tiempo previsto de trabajo.

Sin embargo, estamos muy apegados al estudio de reforma del Consejo de la Magistratura y, un socio nuestro, Guillermo Alchourron, está trabajando con un grupo en unas coincidencias programáticas –si bien no en nombre del Colegio– que es en realidad nuestro deseo. Queremos que estas luchas preelectorales en la oposición cesen, y que en alguna medida haya una suerte de acuerdo programático, sobre todo porque estamos en una elección legislativa y lo que importa ahora es que el Congreso se integre con personas independientes, que puedan controlar e imponer determinadas líneas al Poder Ejecutivo.

Dentro de este panorama no necesito presentarlo a Carlos Pagni. Creemos que es una de las personas más indicadas para transmitirnos una impresión sobre cómo vienen las cosas hasta las elecciones y qué puede pasar después, y darnos alguna línea para que vayamos preparando nuestras tareas a partir del 28 de junio. Le agradezco mucho la presencia Carlos, y le cedo la palabra.

Exposición del Sr. Carlos Pagni



Muchas gracias. Siempre tengo un enorme reconocimiento por la invitación del Colegio para este tipo de reuniones, en la medida en que supone que puedo hacer algún aporte a la mejor comprensión de la dinámica política tan confusa como la que habitualmente hay en Argentina. La confusión es un rasgo connatural o intrínseco de la crisis que estamos viviendo, y empezaría por ese punto. Aprovechando que no es una película de suspenso puedo comenzar por el final, diciendo que para comprender lo que sucede en la política, para comprender este proceso electoral, debemos partir de la premisa de que la crisis política que se abrió tan dramáticamente en 2001, todavía no se ha cerrado. Estamos dentro de esa crisis, el comportamiento en general de los argentinos con la política (sobre todo el de un sector importante de la dirigencia) nos hace temer que no solamente esa crisis no se ha cerrado, sino que amenaza –salvo que se produzcan intervenciones muy decididas de la voluntad sobre la vida pública del país– con adquirir ciertos rasgos de cronicidad.

La razón por la cual esta persistencia de la crisis y de los enormes problemas que tenemos con la organización del poder no haya sido percibida, por lo cual puede habernos parecido que habíamos superado el colapso de 2001, me parece que está basada en la aparición de un fenómeno que, mal que le pese a nuestro narcisismo republicano, es un fenómeno con el cual los argentinos estamos excesivamente acostumbrados a convivir, que es la aparición de alguien que manda para que los demás obedezcan.

Ese fenómeno es tan recurrente entre nosotros, y buena parte de la sociedad argentina y principalmente de su dirigencia se amolda tan bien a él, que uno llega a pensar a veces si ese no será acaso nuestro sistema. Es decir, si no tendremos un sistema tan rudimentario como ese, si lo que en otros lugares llaman el sistema, entre nosotros no será nada más que la imposición de la voluntad de uno solo. Es una pregunta que tiene cierta legitimidad, porque venimos formulándola desde Facundo en adelante.

Es obvio que la aparición de los problemas complejos que tenemos en relación con la política se debe a que ese que manda sigue mandando, pero concita cada vez menos volúmenes de obediencia. Esta es la razón principal por la cual nos reencontramos con los problemas que habíamos dejado pendientes o que buena parte de la sociedad había creído superados cuando emergió el poder de Kirchner.

¿Por qué el liderazgo de Kirchner se ha ido agotando? Si fuéramos médicos y estuviéramos frente a un paciente, sabríamos que ese paciente ha tenido dos grandes infartos; el kirchnerismo sufrió dos grandes infartos. El electrocardiograma que nos indica la existencia del primer infarto son las elecciones que le dieron el poder a Cristina Kirchner el 28 de octubre de 2007. Porque ahí se produjo una expresión de la voluntad popular extraordinariamente traumática para lo que el kirchnerismo soñaba de sí mismo, que había pretendido ser, en su origen, la encarnación de una fuerza política que le diera respuesta a esas expectativas, pretensiones, fantasías (pónganle el nombre que quieran según el grado de escepticismo o pesimismo que tengan) de renovación política, de modernización política, que anidaban en la sociedad argentina y sobre todo en sus capas medias.

Era lógico que quisiera ser eso y se viera obligado a ser eso, porque cualquiera a quien le hubiera tocado operar políticamente en el contexto histórico de “que se vayan todos” y de los cacerolazos, del derrumbe del sistema de partidos, iba a tener la tarea urgente de reponer el vínculo entre la sociedad y la política, entre la sociedad y las instituciones, la forma de representación. Y sobre todo entre los sectores medios, que son los que habitualmente se muestran más agitados cuando sobrevienen esas crisis que nosotros producimos en la economía cada 8 ó 10 años.

Hay una razón adicional por la cual el kirchnerismo estaba muy determinado a sintonizar con los sectores medios, y es que su llegada al poder había estado muy ligada a esos sectores. No olviden que Kirchner llega al poder como una especie de pieza en el ajedrez de Duhalde, cuando Duhalde le ofrece a un sector importantísimo de la sociedad que estaba enemistado con Menem, un canal a través del cual tramitar en un ballottage esa animadversión a Menem, impidiendo el regreso de Menem a la presidencia en el año 2003.

Duhalde logra eso con una jugada institucional que consistió en impedir que alguien gane en primera vuelta, eso lo logra impidiendo las internas del peronismo en el congreso de Lanús, provocando la segunda vuelta. La jugada iba a ser tan exitosa que Menem vio que iba a perder por mucho, frente a una masa de votantes que básicamente iba a estar más alimentada por quienes habían adherido históricamente al radicalismo, al Frepaso, después a la Alianza, que por el voto tradicional del peronismo. Y esta forma de llegar al poder, que se convierte en virtual, porque el ballottage no se realiza, sobredetermina esta necesidad de un vínculo especial entre este peronista tan raro que es Kirchner y esos sectores medios esquivos al peronismo a lo largo de toda su historia.

Quiere decir que el hecho de que en el año 2007 la Ciudad de Buenos Aires, Rosario, Santa Fe, Córdoba, Mar del Plata, Bahía Blanca, La Plata, todo el Cordón Norte del conurbano bonaerense, es decir donde más se concentran los sectores medios para los cuales había sido imaginado el kirchnerismo en un comienzo no le fuera propicio, es un veredicto acerca de que ese experimento por el cual los Kirchner se presentaban más herederos de un gobierno de la Alianza que de un gobierno peronista, por el cual ocultaron al peronismo y hasta lo entregaron en sucesivas encrucijadas electorales como las de Río Negro, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, etc., ese experimento en la opinión de los sectores medios, quienes habían sido sus destinatarios, había fracasado. Ese es el primer infarto que se le registra al kirchnerismo de manera objetiva.

Al contrario, pese a que Cristina Kirchner (que había sido la candidata del oficialismo, sobre todo para recuperar la aquiescencia de esa masa electoral) es presentada como una especie de Ségoléne Royale, una mujer de izquierda, moderna, capaz de tener circulación internacional, para sentarse al lado de los reyes (a tal punto que para que la metáfora fuera más comprensible la trajeron a Royale para festejar el triunfo), la elección, en vez de devolverle el rostro de Ségolénne Royale le devuelve el rostro de Chiche Duhalde. Es decir, el kirchnerismo obtiene más votos allí donde más agudas son las necesidades básicas insatisfechas, y descubre que su verdadera base electoral está en el conurbano más subsidiado y en las provincias pre-industriales del Norte, y esto obliga a Kirchner a reorganizar toda su estrategia de poder, desempolvar al partido que había ignorado durante los primeros cuatro años de ejercicio del poder, retirarle la intervención que pesaba sobre el peronismo ejercida por un funcionario de la SIDE puesto por la justicia electoral de la Capital, y ponerse él al frente, haciéndose rodear después por los caudillos principales de esa fuerza política. Hablo de De la Sota, Reutemann, Moyano, Scioli, Marín, Gioja. Esto sucedió en febrero de 2008, y menciono la fecha por lo significativa, porque el 10 de marzo se produce el segundo infarto.

Esto ocurre con la Resolución 125 de retenciones móviles. No me interesa ahora observar qué significa esa resolución desde el punto de vista de la estrategia tributaria del Gobierno. Tampoco me interesa que nos detengamos en las retenciones móviles desde el punto de vista de la política o falta de política agropecuaria del Gobierno. Desde la perspectiva que hemos adoptado en esta exposición, las retenciones móviles son técnicamente una medida antiperonista, porque afecta a la base del peronismo mucho más que a la base de la oposición al peronismo. Para citar un ejemplo, si tenemos en cuenta que Cristina obtuvo 150.000 votos de diferencia en la provincia de Santa Fe, y no la votaron ni en la ciudad de Rosario ni en la ciudad de Santa Fe ¿quiénes la votaron?, la votaron los De Ángeli. Sacó 48% en Pergamino, 54% en Rojas, 50% en Chivilcoy, 62% en Coronel Pringles, salió empatada con Carrió en el sur sojero de Santa Fe, salió empatada con Lavagna en el sur sojero de Córdoba.

Digamos que acá está la irracionalidad objetiva del conflicto con el campo, que es la de haberlo confundido con una oligarquía destituyente, propia de los manuales o de los apuntes que habrán leído en la Universidad de La Plata, con los votantes de su esposa. Y esto introduce un trauma, un conflicto, cuya factura les llega en este proceso electoral, cuando el peronismo le pide al Gobierno que realice un acuerdo con el campo, no porque el campo pueda votar a los candidatos del Gobierno. Y esto solamente para poder sacar la cuestión agropecuaria de la agenda electoral de tal manera que los gobernadores, intendentes, candidatos a legisladores, etc. puedan mantener interlocución con sus propios votantes agropecuarios sin tener que hablar de la política agropecuaria y pudiendo hablar de otros temas, de la obra pública, de lo que se hizo, de lo que creció la economía durante el ciclo Kirchner, etcétera.

Y Kirchner no pudo darle este gusto al peronismo, no pudo hacer ese acuerdo. Y no pudo hacerlo por una razón muy contundente y prosaica: un acuerdo con el campo representa en la cabeza de Kirchner ceder 50.000 millones de pesos. Porque es imposible pensar en un acuerdo con el sector agropecuario sin una baja sustantiva de las retenciones. Y el Gobierno no puede ceder ese monto porque el Gobierno se ha encaminado, lentamente, desde antes de llegar Cristina al poder, a una crisis fiscal.

Voy a hacer una breve nota al pie de página para ilustrar a qué me estoy refiriendo, porque nos vamos a reencontrar con este problema cuando hablemos sobre qué va a pasar con este juego político después del 28 de junio. Cristina gana la elección el 28 de octubre de 2007. Entre esa fecha y el 10 de diciembre de 2007 Kirchner aumenta las retenciones a las exportaciones de cereales, sobre todo a la soja, del 27 al 35%, también las del petróleo. Aumenta el impuesto a la riqueza y concede un aumento de tarifas a las empresas de transporte para poder bajar el nivel de subsidios que se derivaba hacia el sector. Después, en los meses de enero, febrero, marzo, si ustedes conocen gente que cobra reintegros del Estado, o que tiene certificados de obra pública para cobrar, sabrán que no les pagaron nunca; se sentaron sobre la caja y no pagaron. Olvidémonos del discurso del Gobierno sobre la redistribución del ingreso, sobre la oligarquía vacuna, y supongamos que somos traders que estamos en una pantalla mirando la situación de la Argentina junto con la de otros ochenta países en Wall Street. Pensaríamos que el país tiene, sin duda, algún problema con el dinero.

A partir del 10 de marzo de 2008 se lanzan a una guerra con el sector más dinámico de la economía, en la cual sacrifican un 40% de popularidad por sólo 2.000 millones de dólares, que no los consiguen finalmente, porque pierden esa guerra. Y además rompen el instrumento, que era el aumento de las retenciones, no pueden nunca más aumentar retenciones, por el nivel de conflicto que rodeó a ese intento. ¿Qué van a hacer?, preguntaría yo si fuera ese trader. Entonces veo que van a ver al mejor amigo, que se supone que es el que mejor conoce sus cuentas, casi su único prestamista. Le piden 1.000 millones de dólares colocando un bono, el Boden 2015, y este amigo les cobra 15% de tasa de interés, que es lo que va a pagar tres meses después General Motors en lo peor de la crisis, ya caído Lehman Brothers en los Estados Unidos. Están en problemas, decimos como traders. Como esa colocación con ese interés es un escándalo, sobre todo porque el prestamista –HugoChávez– tomó los bonos y los liquidó al día siguiente al 17%, deciden llamar a los fondos buitres (usando el lenguaje oficial) e inician una negociación al margen de la ley que el mismo gobierno había promovido, por la cual está prohibido hasta levantar el teléfono de uno de estos sátrapas que tienen de rodillas al país con esos títulos que no entraron al canje del 2005. Se inicia la negociación con los hold outs, y en medio de esa negociación, que era por 2.500 millones de dólares, cae Lehman Brothers, se suspende cualquier tratativa, y ahí se tienen que lanzar sobre los ahorros jubilatorios porque no les alcanza la caja.

Esta es la historia de un gobierno cuyo principal objetivo es evitar un default. Esto tiene varias consecuencias muy importantes, la primera es que es el Gobierno se vuelve recesivo en la recesión, al contrario de lo que dice. No es que el mundo ahora nos imita, que el mundo se volvió keynesiano cuando era ortodoxo. Nosotros fuimos expansionistas, no keynesianos, durante la expansión. La economía crecía al 9% pero me daban tasa de interés real negativa para que yo gaste, porque si no la inflación me comía los ahorros, y me daban además la energía regalada, para que consumiera más. En la recesión se vuelven recesivos, porque me sacan la plata del bolsillo por vía de impuestos o por aumentos descomunales de tarifas. El mundo, que ahora empieza a ser expansivo, no imita a la Argentina; imita a aquella otra Argentina errónea de cuando estábamos en la expansión.

Pero ahora que el mundo se volvió expansivo, nos volvemos ortodoxos. Porque no tenemos capacidad de endeudamiento, porque no podemos devaluar, porque tenemos un nivel de inflación incompatible con una devaluación, porque ya no podemos gastar más al habernos gastado todo con las vacas gordas. Con este cuadro la Argentina enfrenta un panorama internacional muy complicado, de por sí recesivo. ¿Por qué nos importa esto? Porque esto lleva a que hoy haya diez provincias que no pueden pagar el aguinaldo y porque esto impidió el acuerdo con el campo.

Ahora retomo el hilo de la argumentación. Desprovisto de un acuerdo con el sector agropecuario, al oficialismo kirchnerista le sucede algo que no le sucedió a De la Rúa en lo peor de su gobierno: que su propio partido lo abandone antes de dejarlo perder. El peronismo de Santa Fe y el de Córdoba se levanta contra el Gobierno nacional; el peronismo de Entre Ríos, que había sido una especie de águila bicéfala, donde una cabeza era la de Uribarri y la otra la de Busto, se unifican, y Busti se pone al frente de la candidatura de Reutemann. La mitad del peronismo de la provincia de Buenos Aires se levanta contra el Gobierno nacional, y el peronismo de la Capital como ustedes saben está con Macri, no con Heller, lo cual tiene toda la lógica del mundo, porque cualquiera que conozca lo elemental de la política argentina sabe qué significa para un peronista ir detrás de un comunista en una elección. Tal lo que le está pasando hoy al PJ de Capital detrás de la candidatura de Heller.

Quiere decir que tenemos un cuadro electoral donde además el Gobierno pierde en Mendoza, donde supuestamente sale segundo, porque no sabemos qué calado va a tener en la opinión pública mendocina la campaña del Partido Demócrata que consiste en “no le dé una banca más a Kirchner”. Sale tercero en Corrientes, pierde el oficialismo kirchnerista probablemente en Salta, sale tercero en Santa Fe, sale cuarto en Córdoba (detrás del peronismo oficialista de Schiaretti). Es decir, un panorama que asegura que en la Cámara de Diputados el Gobierno va a estar en minoría. Probablemente también pierda la mayoría el Frente para la Victoria para obtener el quórum en Senadores, si es que se produce el resultado que acabo de mencionar en Corrientes.

Eso, como ustedes saben muy bien, no significa que la mayoría la va a tener el otro, que la oposición va a poder manejar el quórum, porque eso supondría una capacidad de articulación y consenso opositor que todavía no vemos. Pero hay temas, aquellos detrás de los cuales están trabajando los del Consenso Republicano, y la verdad es que debo hacerle un honor a la Casa. La primera vez que yo escuché esta idea de que, visto que no se ponen de acuerdo, debería haber una agenda de cuatro o cinco temas que la oposición vote en conjunto y que así forme una especie de programa para después del 10 de diciembre, se lo escuché a Enrique del Carril. Esto puede llegar a ocurrir en determinadas materias, probablemente en los superpoderes, en la Ley de Emergencia Económica, y hay un un problema de extraordinaria importancia que está pasando casi inadvertido, y es que el 24 de agosto de este año vence todo el paquete de legislación delegada, dentro del cual están las retenciones. Con el detalle de que salvo un proyecto, que es el programa "trigo plus", nada de lo que hizo el Gobierno sirviéndose de la delegación del Congreso, lo mandó a la comisión de control de DNUs., Legislación Delegada y Promulgación Parcial de Leyes, con lo cual estamos ante un elefante que ha pasado por en medio del sistema institucional argentino sin que la prensa lo haya visto suficientemente. Este es un macro-tema, al que seguramente nos despertaremos cuando lo tengamos sobre las narices. Todo esto constituye una agenda legislativa compleja, que el Gobierno tendrá que tratar en inferioridad de condiciones.

Por supuesto que si el Gobierno pierde en todos estos lugares mencionados, es lógico que Kirchner vea que se estaba armando un mundo sin él y que buscara protagonismo poniendo una enorme carga de tensión y de riesgo político en la provincia de Buenos Aires, convirtiendo a la elección bonaerense en una elección decisiva, casi presidencial, porque es donde se juega su cabeza el dueño del poder en este oficialismo, donde no sólo ha anulado a los ministros sino también a la Presidenta.

Todas las encuestas dan empate en la provincia de Buenos Aires, si tenemos en cuenta que en algunas gana Kirchner y en otras gana De Narváez, dentro del margen de error de las mediciones. Hay un fenómeno que registran las encuestas aún del oficialismo, algo que no sucedía hace 15 días y que se empezó a verificar en los últimos días: una corriente desde el voto a Stolbizer, o desde el voto indeciso hacia la candidatura de De Narváez, con el criterio del voto útil. No tenemos forma de verificar si eso será cierto, sobre todo si no somos sociólogos, pero es consistente con dos datos de las encuestas. El primero, la altísima imagen negativa de Kirchner, y cuando se produce una altísima imagen negativa de un candidato suele suceder que la opinión se polariza a favor o en contra.

El segundo dato que nos da a entender que esa corriente hacia De Narváez se está produciendo, y que a Kirchner lo está inquietando, es que Stolbizer no logra perforar el techo del 20% de los votos y la desesperación del gobierno. Este creo que es un mensaje derrotista que ha instalado Kirchner en la campaña desde muy temprano. La campaña sucia empezó el día en que la Presidenta modificó el calendario electoral sin la más mínima consulta a la oposición. Casi les diría que, en comparación, todo lo demás es campaña limpia. Agreguémosle las candidaturas testimoniales, con esa explicación de que decidirán si asumen o no el día en que tenga que jurar. Es como si uno pidiera un préstamo al banco diciéndole que va a decidir si devolverá la plata el día que venza la primera cuota. Mientras tanto usted no pregunte porque, según el razonamiento de Scioli, sería una falta de respeto pedirme que le aclare si le voy a pagar o no; es casi una estafa.

Agreguemos que en los últimos 15 días ha habido un escándalo en España durante las elecciones europeas realizadas este domingo, porque a Rodríguez Zapatero se le ocurrió ir a un acto público en su calidad de presidente del gobierno con un avión oficial y trasladarse después, aprovechando ese viaje, a un acto partidario. Nosotros estamos anestesiados a ese tipo de cosas de una manera preocupante. Para nosotros ni es tema de conversación el uso abusivo del aparato estatal a favor de la facción del gobierno.

Estos son todos signos de gran desesperación. Si Kirchner gana en la provincia de Buenos Aires será por muy pocos votos, y se va a iniciar de nuevo un período de transición en la Argentina, donde la nueva configuración del poder va a ser muy inestable, vamos a estar mirando todos los días cómo llenar un pocillo con cuarenta cucharitas. Y eso porque el Gobierno va a quedar en minoría en Diputados, pero el problema del Congreso no es solamente si se le arma una mayoría en contra, sino que la propia minoría oficial va a ser difícil de constituir, va a ser cada vez más caro constituirla porque los gobernadores van a estar pidiendo plata.

La primera bandera de diferenciación, la más elegante, la “máscara de Fernando” del peronismo a partir del 28 de junio se va a llamar federalismo. “No es que te quiero perjudicar Néstor, estoy defendiendo los intereses de mi provincia, por eso mi voto será cada vez más condicional”. Es decir que hay un túnel entre ese Congreso en minoría y la mesa de gobernadores que se constituirá a poco de realizada la elección. No sé con qué peso, porque también hay que considerar que donde estaba Romero hoy está Urtubey, donde estaba Marín hoy hay un señor Jorge, donde estaba De la Sota está Schiaretti, donde estaba Busti está Uribarri, donde estaba Kirchner está Peralta y donde estaba Duhalde hoy está Scioli. Es decir, el establishment federal de la Argentina hoy es distinto respecto de lo que fue en las postrimerías del menemismo, o en la época de De la Rúa o de Duhalde. Por eso tampoco hay que esperar que esa mesa de gobernadores tenga la densidad que podía tener antes.

Pero esto se va a combinar con un tercer dato, y es que el peronismo va a estar buscando un candidato fuera del matrimonio presidencial, un candidato que deberá tener, como condición central, alguna capacidad para revincular a esa fuerza política con los sectores medios con los cuales se enemistó Kirchner, sean urbanos o rurales. Y esa diferenciación muy probablemente va a tener una dimensión anti-Kirchner. Para que sea verosímil esa diferenciación tendrá que ostentar un mínimo conflicto con Kirchner. Aquí es donde se diagrama la interna peronista, con la reposición de un viejo conflicto, planteado entre el conurbano y el interior.

La candidatura de Reutemann expresa el deseo de muchos dirigentes del interior coordinados por Gioja. Hoy el post-kirchnerismo, no el anti-kirchnerismo, está en la cabeza de Gioja y de un entramado que se está formando con muy buena parte del sindicalismo. Esa gente está eligiendo a Reutemann porque no quiere seguir atada al carro del conurbano bonaerense, y entiende que a Kirchner le queda Scioli como único candidato, Incorporando a Scioli en la lista rompió el último puente que le podía haber quedado con el futuro y con los sectores medios. Ese peronismo del interior entiende que Scioli es una alternativa bonaerense que no les resulta agradable, y que la otra es Macri. Entienden a Macri como básicamente un candidato del peronismo bonaerense, representado por Duhalde y eventualmente por De Narváez y todos sus aliados. Y si uno mira la campaña actual tiene sentido verlo así.

A mi juicio esto es extraordinariamente importante, sobre todo porque esta diferenciación respecto de Kirchner y la búsqueda de un candidato que reconcilie al peronismo con los sectores medios se va a ver cada vez más urgida, porque por primera vez desde 2001 el no peronismo logra presentarse unificado en 16 distritos. Y esto no es un dato anecdótico, es un dato crucial. Por primera vez desde 2001 el peronismo se vuelve a sentir desafiado con la posibilidad de una alternancia, cosa que a los peronistas los va a volver muchos más exigentes con Kirchner. En todos los distritos donde los peronistas van divididos (Salta, Catamarca, Tucumán, Córdoba, Santa Fe, Misiones, Buenos Aires) el radicalismo es una amenaza muy importante, prueba de ello es la provincia de Córdoba. La reconstrucción de lo que era el bloque no peronista está en relación directa con el nivel de exigencia y de conflicto que vaya a tener el peronismo con el Gobierno nacional.

Si yo le tuviera que explicar a un marciano cómo seguir el proceso argentino, en el sentido de si nos estamos metiendo más en la crisis o saliendo de ella, miraría dos vectores, que son los que miro en esta elección y que me va a interesar ir mirando después del 28 de junio. Uno es la cuestión federal, es decir si se repone el equilibrio de poder territorial en la Argentina, o si vamos a seguir sometidos a una alianza que no se daba desde antes de 1880, entre la provincia de Buenos Aires y el Estado nacional. Esto es un dato central de lo que ocurrió después de 2001 en la Argentina. Lo otro que voy a mirar es hasta dónde se repone el equilibrio partidario, y ahí me va a interesar ver cuál es la suerte del Acuerdo Cívico y Social y qué efecto produce en la relación Kirchner/PJ.

Y hay otra pregunta, tal vez mucho más inquietante, más próxima, más urgente. Como ustedes se habrán dado cuenta, para operar en esta Argentina que acabo de describir se necesita un gobierno, un gobierno de coordinación, que no quiera plantear las cosas blanco o negro, que tenga capacidad para entender que hay reclamos que son legítimos, que no son parte de un complot. No sabemos hasta dónde el matrimonio Kirchner tiene la capacidad, diría emocional o psicológica, de reinventarse para ejercer ese tipo de liderazgo de consenso y no de mando. Yo creo que este proceso político que se abre el 28 de junio va a ser conducido por un gobierno con esas características. Por lo tanto la pregunta que habría que hacerse es si será el gobierno de Kirchner o si será otro. Muchas gracias.

Algunos miran esto como un avance mayor del intervencionismo. En la idea no de que haya un proyecto, finalmente lo hay porque la aplicación sistemática de una voluntad en la misma orientación termina dando un resultado, y entonces importa poco si había un proyecto o no, si había o no un plano de la casa previamente, lo importante es que hay una orientación definida. Y daría la impresión de que Kirchner ha tratado de resolver todas las inconsistencias que generó su propia política con la misma lógica, que es mayor intervención sobre la economía privada. Esto hace temer un avance sobre los activos que quedan dando vueltas y que se pueden volver líquidos pronto. Ahí están los bancos que temen que les coloquen un bono para quedarse con la liquidez excedente que está depositada en el Banco Central, cosa que yo no creo que vayan a hacer, porque Kirchner le tiene pánico a una corrida y eso podría provocar una corrida, porque la gente entendería que sus depósitos están menos respaldados.

Están los que piensan que la misma salida, atenuada, sería echar mano de las reservas del Banco Central para pagar deuda externa que vence en los próximos meses, los bonos que hay que rescatar. El intervencionismo está a la orden del día. El viernes pasado hubo un DNU sobre la mesa de la Presidenta para regular las tasas de interés de las tarjetas de crédito, y si no lo firmó es porque los bancos fueron apresuradamente a ofrecer un sistema de autorregulación que ya se había establecido en el país en el 2004 y similar al que adoptó ahora Estados Unidos con Obama. La mayor intervención es algo que yo lo doy como seguro, no sabemos en qué grado.

Están los que creen que el tema fiscal se va a resolver con una gran devaluación, que permita mejorar el rendimiento local de los ingresos en dólares por exportaciones. Y están los que sospechan que ese problema se va a resolver con una vuelta al Fondo Monetario Internacional, cosa ésta recomendada por buena parte del gobierno, Massa cree en esto, Boudou que se ve como ministro de Economía le dice a sus amigos que va a volver al Fondo. Redrado piensa lo mismo, Peirano igual.

Evaluemos un poco: las medidas sobre el sistema financiero enunciadas primero, producen una inquietud que termina agravando los problemas, sobre todo si desatan una corrida bancaria con fugas de depósitos hacia el dólar, algo que el Gobierno viene ya padeciendo. La devaluación, si es importante y brusca, sin duda produce un traslado a precios que agudiza un problema que todavía tenemos, al estar en recesión con una inflación del 13%. Y la vuelta al Fondo, que permitiría a la Argentina acceder a unos 15.000 millones de dólares, supondría que Kirchner se ajuste a un programa del Fondo. La estética la puede resolver retóricamente, diciendo que ahora es un Fondo de Obama, que es un fondo de izquierda porque el Director Gerente es un socialista francés, etc. Ahora bien, después que se hace ese arreglo retórico en la cúpula, tienen que ir los funcionarios a negociar con los gerentes abajo, y estos piden cosas a las cuales no creo que Kirchner se adapte tan fácilmente, sobre todo a la auditoría, a lo que Kirchner es fóbico. Implicaría resolver el problema del Indec, implicaría bajar la inflación. Si ustedes miran las condiciones del Fondo para las líneas de créditos flexibles (las que sacaron durante la crisis) encuentran allí “estabilidad económica”. Implicaría además liberar el mercado de cambios, que hoy en la Argentina está de facto intervenido para las grandes operaciones. O sea que tampoco veo tan claro esto.

Creo que lo que vamos a ver en la cuestión fiscal es un poco de restricción en el gasto, un poco de devaluación, un poco de intervención en las cajas que sin demasiado costo se puedan ir apropiando por el Estado, un poco de aumento de presión tributaria, seguramente aumento de tarifas para poder ahorrar en subsidios. Lo mismo que vimos hasta ahora, la inexistencia de un programa e ir arrastrando la arruga hasta que se vuelva imposible de superar. Mientras tanto presión federal y presión sindical. Porque no olviden que de los 2.400 millones de pesos de las obras sociales, hoy éstas tienen en su giro 900 millones, el resto lo tiene el Tesoro. Esto se termina el 28 de junio a la noche, cuando la agenda de la amistad de Kirchner y Moyano ya no la escriba Kirchner, sino que la empiece a escribir Moyano. Este sería el panorama fiscal que como pueden ver no es contundente.



-Auditorio: ¿Es posible que el 29 de junio Scioli le pase la factura a Kirchner, exigiéndole que remueva a los Moreno y compañía, y que si no lo hace zafe y trate de no perder todas las bases?

-Carlos Pagni: Yo creo que parte de la crisis política que vivimos es que se ha puesto en muchos casos el poder en manos de gente que no es política, que no tiene cultura política ni partidaria, y que entiende que su misión en el proceso público es cotizar bien en las encuestas con popularidad, para ser el insumo de la estrategia política de un caudillo. Esa es la idea de Scioli; hasta ahora no nos ha dado ninguna señal de que tiene otro concepto de la política que no sea ese. El problema es: ¿cuándo el caudillo que me usa empieza a contaminarme y me hace perder la popularidad?, en ese encierro está Scioli.

Para que quede clara la diferencia entre un político y un no político pregunto, ¿se lo imaginan a Kirchner haciendo de candidato testimonial en la lista de otro? Esa es la diferencia entre él y Scioli, y esa es la explicación de por qué manda Kirchner y no Scioli. La otra razón por la que no le va a decir nunca nada a Kirchner es elemental y la sabemos todos: le tiene miedo, ése es un factor poderosísimo en las relaciones humanas. No sé por qué le teme, tal vez haya razones. Y esto no es algo que uno inventa o supone, sabemos que cuando Scioli tuvo que convencer para ir en las listas testimoniales a los intendentes de Mar del Plata, La Plata y Bahía Blanca, escuchó todos los argumentos políticos y coincidió con ellos acerca de la inconveniencia de ir en esas listas, pero les dijo: ‘Es cierto muchachos, pero ¿ustedes saben la capacidad de daño que tiene este hombre?’. Y ese es el argumento de las listas testimoniales, por eso no creo que haya ningún proceso de emancipación de Scioli. Lo que sí puedo creer es que Scioli intente, si tiene margen, reelegirse como gobernador en un pacto con Reutemann o con otro candidato, ser parte de un acuerdo más amplio. Pero no veo que pueda ser parte de la estrategia de Scioli el conflicto con Kirchner.

-Auditorio: ¿Qué papel juega Felipe Solá en la alianza con De Narváez? ¿Por qué se alejó del kirchnerismo?

-Carlos Pagni: Pienso que en Solá hay una composición de factores que lo hacen alejarse del kirchnerismo. El factor más superficial, pero tal vez el más poderoso, es el maltrato. Él tenía toda la expectativa de hacerse reelegir, entiende que fue una pieza fundamental en el avance de Kirchner sobre Duhalde, y lo fue. Scioli, pero sobre todo Randazzo es el que armó la primera liga de cincuenta intendentes del interior para abrirle la panza al duhaldismo en la provincia de Buenos Aires. Solá es el candidato a gobernador que enfrenta al duhaldismo con Kirchner como referente. Es decir, es el principal instrumento como gobernador de Buenos Aires de esa operación central que realiza Kirchner para pasar de ser pingüino a ser bonaerense. A tal punto que hoy Kirchner sueña con ser gobernador de Buenos Aires.

Solá entiende que no fueron reconocidos sus servicios en la medida en que ni siquiera lo dejaron ser presidente de la Comisión de Agricultura. Soñaba con un ministerio de medio ambiente, del que nunca se habló. No preside ninguna comisión en el Congreso, después de haber sido gobernador de Buenos Aires. Es como decía el clásico del Siglo de Oro: “No es menester el traidor en siendo la traición pasada”. La otra razón es que creo que tiene una extraordinaria sensibilidad política, la demostró cuando era menemista, la demostró ahora cuando era kirchnerista, para entender cuándo un proceso político entra en descomposición y hay que alejarse de él. Y el principal escenario se lo ofreció lo que es su constituency, que es el campo. Era obvio que con todo este contexto que estoy presentando de su relación con los Kirchner, él querría salir en el momento en que también el campo se estaba enfrentando con el Gobierno.

En la política argentina un problema muy importante es que el conurbano tiene un peso enorme, la política ahí se desarrolla con una estética muy desagradable, como sucede en cualquier conglomerado urbano que supera a las instituciones que nos hemos dado los humanos para convivir en los últimos dos siglos. Pasa en el Distrito Federal, pasa en San Pablo y en el Gran Buenos Aires, y ese déficit digamos estético, requiere siempre de candidatos que sirvan como mascarón de proa para que ese sistema se convalide. Kirchner fue eso para Duhalde, Solá fue eso para Duhalde y creo que Solá y De Narváez juegan hasta ahora ese papel.

En una composición federal del peronismo yo creo que a Reutemann le puede interesar tener un candidato de la provincia de Buenos Aires para completar su ecuación de poder. No sé si los intendentes del conurbano lo ven a Solá como alguien propio, tengo para mí que no. Mi impresión es que si el candidato este año hubiera sido Solá y no De Narváez, la relación de Solá con los intendentes es tan mala que ellos hubieran hecho desaparecer las boletas de Solá del cuarto oscuro, cosa que no va a pasar con De Narváez. En términos de imagen y de instalación política, lo de Solá puede ser muy útil para su carrera y para servir como insumo de un proyecto de poder. En términos de la relación con la base electoral del conurbano es difícil, no así con el interior de la provincia.

-Auditorio: ¿Cree posible que Kirchner intente anticipar la elección presidencial a octubre de este año si pierde en la provincia de Buenos Aires?

-Carlos Pagni: Yo creo que un gobierno que no tiene Plan A, menos va a tener Plan B. Ellos no saben qué van a hacer si pierden, entre otras cosas porque no creen que vayan a perder. El objetivo del kirchnerismo ha sido hasta ahora llegar a la noche, y lo ha hecho bastante bien. Pienso que ahí van a tener una contradicción importante, por un lado va a estar puesta en juego la gobernabilidad, y el resto del peronismo no va a permitir que por primera vez se asocie peronismo con ingobernabilidad, por lo menos desde el 76. La idea de que peronismo es gobernabilidad es un activo para el peronismo y lo va a cuidar.

Todo esto puede estar neutralizado, compensado por otro tipo de pulsiones y de miedos, y me imagino que si pierden querrán tener la mayor cantidad de tiempo posible para ordenar determinadas cosas, que si yo estuviera en el lugar de ellos quisiera dejar medianamente ordenadas antes de irme, no sé si soy claro. Ese va a ser un factor para que ellos quieran quedarse en el poder lo más posible. Me parece que no hay un plan ahí, que la Argentina va a estar un poco sometida al azar y a la capacidad de coordinación de una clase política que lamentablemente no tiene esa capacidad. Casi les diría que es la escena en donde más se lo extrañará a Alfonsín, por la enorme capacidad de coordinación y de cruce que tenía, no sólo entre el peronismo y el no peronismo, sino entre facciones distintas del propio peronismo, la relación con Duhalde, etcétera.

-Auditorio: Según el libro de Post, Kirchner se calificaría como paranoico, ¿coincide usted?

-Carlos Pagni: Yo no soy psiquiatra, pero leí el libro. Jerrold Post es un psiquiatra americano, que estuvo durante 30 años al frente de la Oficina de Evaluación Psicológica de la CIA. Era quien le llevaba al presidente el diagnóstico sobre las características psicológicas de Arafat, por ejemplo, cuando se producía una entrevista o algo por el estilo. Al salir de la CIA fundó un instituto de estudio de las relaciones entre el poder y la mente, o la psicología en la Universidad George Washington. Como parte de ese estudio publicó un libro titulado La evaluación psicológica de los líderes políticos, donde hace una tipología, con todas las acotaciones respecto de la relación de los modelos de personalidad, el liderazgo y el entorno.

Después hace un análisis de dos casos, que son Clinton y Sadam Hussein. Y describe tres personalidades: la obsesivo-compulsiva, la narcisista y la paranoica. No estoy en condiciones ni de sospechar si Kirchner es paranoico. Post describe al paranoico como alguien que entiende que en el centro de la realidad hay un enemigo con una inteligencia extraordinariamente poderosa. El paranoico –dice Post– tiende a reclutar su personal entre gente muy mediocre, porque lo que más valora es la lealtad, y pone a prueba esa lealtad con humillaciones sistemáticas, para ver si se mantiene. Dice que en general no tiene plasticidad para revisar sus prejuicios, sino que más bien sólo percibe de la realidad aquellos datos que confirman lo que ya cree. Los que no lo confirma no es que los rechaza, sino que ni siquiera los percibe. Y lo más divertido que dice sobre el paranoico es que carece de estrategia de largo plazo, porque el largo plazo ya está escrito, y es que ‘ese enemigo superpoderoso me va a vencer’. En consecuencia, de lo que se trata es de ganar día a día algunas horas para que esa escena no se produzca. Esa es la caracterización del paranoico que hace Post.
La Hoja es una publicación del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires